A jugar Futbol~! -Libre-

Eran alrededor de las 7 de la tarde, estaba solo, más solo que un oasis en medio del desierto y ya empezaba a aburrirse por lo que decidió buscar un lugar para pasar el tiempo hasta que la noche finalmente llegara. -Debe de haber un buen lugar por aquí- Pensó, la verdad sin mucho interés, en ese momento cualquier lugar estaría bien.

Caminó durante unos minutos pensando en que cosas podía hacer estando allí. Se le ocurrieron muchas posibilidades, pero nada parecía convencerle, además de que a pesar de llevar un buen tiempo caminando no encontraba lugar donde arribar, y tampoco había traído consigo el mapa de la ciudad para orientarse y ya se encontraba bastante lejos de su campamento como para volver por él, por lo que el morir o no de aburrimiento estaba en lo primero que encontrase, claro, si lo encontraba.

Luego de varios minutos llegó al lugar indicado como la cancha de futbol de Manzanita y como sospechaba no había nadie. Pensó que podía ser perfecto, en el orfanato era considerado el mejor jugador de futbol entre todos y practicar un poco no le vendría mal, solo necesitaba hallar un balón y estaría listo. -No creo que a nadie le moleste- Era el primer día, quizás hasta se quedase despierto toda la noche practicando.

No sabía con exactitud cuánto tiempo había estado en aquel lugar, quizás apenas unos minutos, quizás ya se había hecho una hora, pero sinceramente eso parecía no importarle, se estaba divirtiendo mucho a pesar de estar solo.

Como ya hace tiempo, preparó el balón y se dispuso a patear hacia la portería e intentar un gol, cuando pudo divisar no muy lejos de su lugar a otra persona ingresando a la cancha de una manera muy particular y debido a que este había llamado su atención, no pudo evitar enviar el balón hacia donde la otra persona, pero por suerte no alcanzó a golpearlo puesto que -Según lo que pudo ver- aquel chico había logrado percatarse del objeto, pateándolo y finalmente enviarlo hacia la portería.

El peli verde entre emocionado por ver a alguien más en ese condenado lugar y preocupado por no haberlo lastimado a la primera que lo conocía se echó a correr en su dirección, saltándole encima y abrazándole. -Lo siento ¡Lo siento mucho! De verdad no fue mi intención lanzarte el balón- Se separó del abrazo dejando ver en su rostro pequeñas lagrimitas. -¿Estás bien?-

Aquella sonrisa lo dejó más tranquilo, en verdad no quería llegar a hacerle daño a nadie y mucho menos a quien esperaba que fuera su nuevo amigo. -Que alivio-Sonrió de la misma manera que su contrario mostrándose más calmado y feliz por conocer a alguien finalmente.

Iba a invitarle a jugar con el cuándo sintió una particular calidez sobre su mejilla y posteriormente percatarse que una de las manos de aquel chico posaba sobre ella, hasta sintió una suave caricia y por supuesto eso le sorprendió un poco pero no le dio mayor importancia al oír las razones -¡Muchas gracias por limpiarme!- Le dedicó una nueva y más amigable sonrisa a quien le acompañaba dándose cuenta de que había vuelto a abrazarle. -¡L-lo siento!- Terminó por separarse bruscamente desviando la mirada ocultando como podía el sonrojo de sus mejillas. -Y-yo soy Midorikawa Ryuuji- Se inclinó hacia adelante en forma de saludo. -Gusto en conocerte-

Sus orbes negros se iluminaron al igual que el mismo pareció inmensamente feliz -¿Entonces no le ves problema a que lo haga?- Sonrió de manera dulce antes de adquirir un semblante avergonzado -Es que cada que abrazo a alguien o me empujan o golpean- Rascó su cabeza torpemente -Sé que es porque no es algo usual pero a veces me emociono y simplemente no puedo evitarlo- Volvió la vista hacia su acompañante -Eh... Disculpa, no quería aburrirte con ello- Volvió a sonreírle intentando que aquello no fuera más vergonzoso de lo que sonaba.

Tomó entre las suyas la mano que le fue extendida y volvió a verle con una expresión inocente en el rostro -¿Puedo llamarte Hiro-chan?- Siguió sosteniendo las manos ajenas con cierta ternura.

Sus mejillas se tornaron rojizas al oír sus observaciones -Bueno a decir verdad creo que no les caigo muy bien a las niñas de mi preparatoria y el orfanato donde estoy es solo de chicos- Rió avergonzado, esa pregunta le había recordado que nunca pensó siquiera en tener novia ni tampoco le gustaba ninguna chica. A su idea de amor solo llegaba la imagen de ese niño de cabellos rojizos que había visto pocas veces en aquel lugar, sólo pensaba en él.

Fue en ese momento, un pequeño instante donde pudo darse cuenta de aquello que se había mantenido con él durante tantos años -Oye... tu...- Se acercó de manera lenta y posó ambas manos en las blancas mejillas ajenas para que le mirase de frente y se mantuvo viéndole detenidamente el rostro. Cada detalle de este parecía llamarle la atención. -¿Tu eres ese niño no es así?- Fue casi como un impulso que le llevó a abrazarle nuevamente y esta vez con más fuerza que la anterior. En ese momento no pensaba que podía estar equivocado, estaba casi seguro de que se trataba de esa persona en quién tanto había pensado. Simplemente no quería soltar esa realidad y que se le escapase de las manos. -Eres el niño del orfanato ¡Estoy muy feliz!- Quizás ni el mismo lo había notado o no había podido evitarlo pero sin más unas lágrimas comenzaron a brotarle de los ojos pero aun así, siempre manteniendo una feliz sonrisa.

No pudo evitar sonreír y emocionarse ante aquello, quizás este chico era diferente. Sentía que en el si podía confiar ciegamente, tal vez podía ser el mismo después de todo.
Oyó su nombre salir de los labios ajenos y sonrió felizmente -¡Claro!- No sabía que pensar, ese chico lo había tratado realmente bien, hasta le había permitido llamarle por su nombre sin problemas. Sin dudas estaba feliz, probablemente tendría un nuevo amigo.

No se soltó del abrazo en ningún momento, no quería dejar escapar ese recuerdo-El niño que estuvo apenas unos días en el orfanato- Tal vez lloraba, pero mantenía una tierna sonrisa a la vez -Nunca pude jugar contigo y solo te vi pocas veces pero... ¡Jamás pude olvidarte Hiro-chan!-Se aferró a él con más fuerza, como temiendo que aquello se esfumara y terminara solo con esos tristes recuerdos.

Se sintió un poco extraño con esa mirada sobre si pero no incómodo. Sintió las manos ajenas sobre su rostro y a la vez como sus lágrimas eran secadas y todo aquello sin poder separar su vista de esos orbes verdes que parecían empezar a hipnotizarlo con tan solo verle de frente. Quizás esa fue la razón de que no lo hubiera visto venir, simplemente su mente no se dio cuenta del momento en que había sido besado. Su cuerpo no respondió, no se resistió ni se apartó, simplemente se dejó hacer mientras lo disfrutaba lo más que podía, pero aquello duró poco, y como empezó de igual forma había terminado sin que él pudiese oponerse o protestar. Le miró al separarse dejando ver sus mejillas notoriamente ruborizadas.''Lástima'' fue su primer pensamiento, con ese pequeño roce difícilmente podría descifrar su sabor. Quiso besarle nuevamente, quiso sentir la calidez de esos labios sobre los suyos, pero las preguntas en su cabeza fueron más fuertes -¿Pero... Por qué?- Dejó salir la primera pregunta alejándose unos centímetros tocando suavemente los labios propios con sus manos y viéndole fijamente.